Con sabor a hazaña, en un final electrizante sellado por el chiquilín Niell, el Lobo superó a Rafaela 3-0 y conservó su lugar en primera división Por Ariel Ruya De la Redacción de LA NACION Tenía que ser así, Gimnasia. Tenía que ser así. Con la sangre hirviendo, con la respiración que se entrecorta; si parece que aún sigue temblando tu cuerpo herido. Tanta historia, tanto sufrimiento. Tanta historia, tanta angustia. Ganar, golear, quedarse en primera; con esos atributos, con tus atributos que ya son parte del fútbol nuestro, pero el de arriba, el grande, el de primera. Niell, el héroe, está en andas. Madelón, el entrenador, también es llevado por un par de brazos sudorosos. Camisetas al viento, hinchas bañados en lágrimas, ensayo de vuelta olímpica. Risas, llantos; volver a vivir, que le dicen. Si el fútbol se baraja en emoción, Gimnasia sería campeón todos los años. Tres goles le faltan a su permanencia en primera; un equipo con el ánimo en el sótano; un Bosque en silencio; un rival, ...