La Promoción
Rosario Central se mantuvo en primera al empatar con Belgrano, pero el futuro es inquietante; su promedio sigue siendo muy bajo, Russo no sabe si sigue y del plantel se irán varios jugadores
Por Alberto Cantore
Enviado especial
ROSARIO.- Una bocanada de oxígeno. Un pequeño desahogo que mitigará por un breve plazo la angustia que rodeó la campaña. Con el empate 1 a 1 con Belgrano, de Córdoba, Central ratificó la permanencia en primera y cumplió con el objetivo que se impuso en estas dos finales. Se trata apenas de una caricia. Central tiene que volver a empezar y aventar otra vez el fantasma del descenso. En la próxima temporada, los Canallas deberán revalidar la condición de pertenecer a la elite del fútbol criollo, porque el bajo promedio volverá a acosarlo.
Ayer, hubo festejos, claro, aunque también mesura y preocupación. La ausencia de respuestas y certezas para algunos interrogantes también se intercalaron entre tanto alboroto y bullicio. No repetir las experiencias del pasado, donde el constante cambio de rumbo llevó a no poder escapar de la incómoda y peligrosa situación, revolotea en aquellos que tienen la responsabilidad de proyectar el futuro. En una temporada, Central se devoró tres entrenadores -Vitamina Sánchez, Gustavo Alfaro y Mostaza Merlo- y las palabras del presidente Horacio Usandizaga en una peña partidaria repercutieron en el seno del plantel.
Mañana, otra vez el promedio dejará a Central en posición de riesgo. Y si le fue enrevesado salir airoso en esta oportunidad, lo que se aproxima se insinúa todavía más delicado. Un simple repaso a las matemáticas deja en evidencia el grado de la problemática con la que lidiará: cuando empezó el Clausura, el equipo estaba fuera de las plazas de descenso directo y Promoción; para la temporada 2009/2010, los rosarinos acumularán el peor promedio. Sólo rebasará a Atlético Tucumán y Chacarita, los dos clubes que provienen de la primera B Nacional. Gimnasia y Esgrima La Plata sería otro rival, el más cercano entre aquellos equipos que dividen por tres temporadas, aunque para equipararlo Central tendrá que descontar como mínimo diez puntos, y tampoco dependería de sí mismo. Entonces, las cuentas indican que el piso de la cosecha para ilusionarse con evitar el descenso debería rondar los 54 puntos, una tarea compleja para un equipo que en las dos últimas campañas acumuló 40 y 41 puntos, respectivamente.
La designación de quién liderará el proyecto para ordenar y revertir la situación será el primer paso. Miguel Russo no le quitó el cuerpo a la responsabilidad y tomó las riendas después de la sorpresiva renuncia de Merlo, que se marchó hostigado por las declaraciones de Ezequiel González. Russo, que por segunda vez se colocó al frente de Cental en una instancia donde el flaco promedio desesperanzaba, es el candidato con mayor aceptación entre los dirigentes, el plantel y los hinchas, pero el DT fue contundente con sus palabras. "Hasta acá mi trabajo fue por el corazón; ahora será profesional", aseguró. Entonces, se desprende que para retener al entrenador, Usandizaga -manifestó que hoy empezará las negociaciones con el técnico- deberá dejar de lado la postura de privilegiar las cuentas por sobre las urgencias futbolísticas. "El club se puede endeudar inteligentemente", fue la respuesta que ensayó el titular rosarino, como para mostrarse abierto a desembolsar algunos dineros extras para el armado de un grupo que se ajuste a las pretensiones de Russo. La única certeza es que le compraría el pase a Moreno y Fabianesi, cotizado en 600.000 dólares.
La conformación del plantel es la mejor carta para seducir a los entrenadores, y ése es otro interrogante en Central. La economía del club no hace presagiar una irrupción en el mercado de pases con nombres rutilantes. La ingeniería financiera, cada vez más de moda debido a las empobrecidas tesorerías de las instituciones argentinas, será determinante para atraer refuerzos. El nombre de Luciano Figueroa se instaló en la ciudad y existieron charlas informales con el jugador, que tiene ofrecimientos de otros clubes.
Pero la depuración del grupo, evaluar los contratos que se vencieron y fijar si algunos de los jugadores que están a préstamo continuarán conllevará mucho trabajo. Ya hay apellidos que no estarán: Ezequiel González terminó el contrato y dejó entrever que su permanencia dependerá de la decisión que tome Russo; Leonardo Borzani fue tentado por Olimpia, de Paraguay, y se irá; Diego Braghieri será transferido; Jesús Méndez tiene una cláusula de rescisión en caso de que aparezca una oferta convincente; Pablo Alvarez, Pablo Lima y Matías Escobar culminaron los préstamos; Gonzalo Choy tiene seis meses más de contrato, pero la intención es romper el vínculo; Walter Ribonetto dejaría el club?
Con angustia, Central evitó el descenso; tomar conciencia de los errores, realizar una planificación ordenada y respetuosa, y no equivocarse en el mercado de pases, quizá le permita encarar con otro perfil la nueva temporada.
81 son los puntos de Central, diez menos que Gimnasia, para la próxima temporada; tendrá el promedio de descenso más bajo entre los que dividen por tres ciclos. Sólo tiene por debajo a los ascendidos Atlético Tucumán y Chacarita.
LA NACIÓN
Rosario Central se mantuvo en primera al empatar con Belgrano, pero el futuro es inquietante; su promedio sigue siendo muy bajo, Russo no sabe si sigue y del plantel se irán varios jugadores
Por Alberto Cantore
Enviado especial
ROSARIO.- Una bocanada de oxígeno. Un pequeño desahogo que mitigará por un breve plazo la angustia que rodeó la campaña. Con el empate 1 a 1 con Belgrano, de Córdoba, Central ratificó la permanencia en primera y cumplió con el objetivo que se impuso en estas dos finales. Se trata apenas de una caricia. Central tiene que volver a empezar y aventar otra vez el fantasma del descenso. En la próxima temporada, los Canallas deberán revalidar la condición de pertenecer a la elite del fútbol criollo, porque el bajo promedio volverá a acosarlo.
Ayer, hubo festejos, claro, aunque también mesura y preocupación. La ausencia de respuestas y certezas para algunos interrogantes también se intercalaron entre tanto alboroto y bullicio. No repetir las experiencias del pasado, donde el constante cambio de rumbo llevó a no poder escapar de la incómoda y peligrosa situación, revolotea en aquellos que tienen la responsabilidad de proyectar el futuro. En una temporada, Central se devoró tres entrenadores -Vitamina Sánchez, Gustavo Alfaro y Mostaza Merlo- y las palabras del presidente Horacio Usandizaga en una peña partidaria repercutieron en el seno del plantel.
Mañana, otra vez el promedio dejará a Central en posición de riesgo. Y si le fue enrevesado salir airoso en esta oportunidad, lo que se aproxima se insinúa todavía más delicado. Un simple repaso a las matemáticas deja en evidencia el grado de la problemática con la que lidiará: cuando empezó el Clausura, el equipo estaba fuera de las plazas de descenso directo y Promoción; para la temporada 2009/2010, los rosarinos acumularán el peor promedio. Sólo rebasará a Atlético Tucumán y Chacarita, los dos clubes que provienen de la primera B Nacional. Gimnasia y Esgrima La Plata sería otro rival, el más cercano entre aquellos equipos que dividen por tres temporadas, aunque para equipararlo Central tendrá que descontar como mínimo diez puntos, y tampoco dependería de sí mismo. Entonces, las cuentas indican que el piso de la cosecha para ilusionarse con evitar el descenso debería rondar los 54 puntos, una tarea compleja para un equipo que en las dos últimas campañas acumuló 40 y 41 puntos, respectivamente.
La designación de quién liderará el proyecto para ordenar y revertir la situación será el primer paso. Miguel Russo no le quitó el cuerpo a la responsabilidad y tomó las riendas después de la sorpresiva renuncia de Merlo, que se marchó hostigado por las declaraciones de Ezequiel González. Russo, que por segunda vez se colocó al frente de Cental en una instancia donde el flaco promedio desesperanzaba, es el candidato con mayor aceptación entre los dirigentes, el plantel y los hinchas, pero el DT fue contundente con sus palabras. "Hasta acá mi trabajo fue por el corazón; ahora será profesional", aseguró. Entonces, se desprende que para retener al entrenador, Usandizaga -manifestó que hoy empezará las negociaciones con el técnico- deberá dejar de lado la postura de privilegiar las cuentas por sobre las urgencias futbolísticas. "El club se puede endeudar inteligentemente", fue la respuesta que ensayó el titular rosarino, como para mostrarse abierto a desembolsar algunos dineros extras para el armado de un grupo que se ajuste a las pretensiones de Russo. La única certeza es que le compraría el pase a Moreno y Fabianesi, cotizado en 600.000 dólares.
La conformación del plantel es la mejor carta para seducir a los entrenadores, y ése es otro interrogante en Central. La economía del club no hace presagiar una irrupción en el mercado de pases con nombres rutilantes. La ingeniería financiera, cada vez más de moda debido a las empobrecidas tesorerías de las instituciones argentinas, será determinante para atraer refuerzos. El nombre de Luciano Figueroa se instaló en la ciudad y existieron charlas informales con el jugador, que tiene ofrecimientos de otros clubes.
Pero la depuración del grupo, evaluar los contratos que se vencieron y fijar si algunos de los jugadores que están a préstamo continuarán conllevará mucho trabajo. Ya hay apellidos que no estarán: Ezequiel González terminó el contrato y dejó entrever que su permanencia dependerá de la decisión que tome Russo; Leonardo Borzani fue tentado por Olimpia, de Paraguay, y se irá; Diego Braghieri será transferido; Jesús Méndez tiene una cláusula de rescisión en caso de que aparezca una oferta convincente; Pablo Alvarez, Pablo Lima y Matías Escobar culminaron los préstamos; Gonzalo Choy tiene seis meses más de contrato, pero la intención es romper el vínculo; Walter Ribonetto dejaría el club?
Con angustia, Central evitó el descenso; tomar conciencia de los errores, realizar una planificación ordenada y respetuosa, y no equivocarse en el mercado de pases, quizá le permita encarar con otro perfil la nueva temporada.
81 son los puntos de Central, diez menos que Gimnasia, para la próxima temporada; tendrá el promedio de descenso más bajo entre los que dividen por tres ciclos. Sólo tiene por debajo a los ascendidos Atlético Tucumán y Chacarita.
LA NACIÓN
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