LUJÁN 0 LINIERS 2
Por el ritmo sostenido
a lo largo de todo el partido, con fervor por hacer las cosas bien, por darle
correcto trato a la pelota, ubicándola con precisión en la ofensiva, circunstancia
que originó gran cantidad de situaciones de gol, Liniers se alzó con el primer
triunfo del certamen venciendo a Luján por dos a cero en condición de
visitante. Esta vez, la “Topadora” manejó el trámite con orden y regularidad.
Sostuvo un gran trabajo colectivo y, verdaderamente, lo ganó de principio a
fin. O, si usted prefiere, de punta a punta. En función de las situaciones
favorables creadas por el “Celeste”, las cifras finales pudieron ser más
abultadas. Si ello finalmente no fue así, se debió a la feliz tarde que tuvo el
arquero “Lujanero”, Matías Roncoroni. En tanto, en el contexto futbolístico,
los dueños de casa no lograron armarse nunca y además carecieron de peso
ofensivo. Al margen de algunas acciones que pudieron terminar en gol, a Luján
nunca le quedó cómodo el partido. En la etapa inicial intentó atravesar el
sector izquierdo de la defensa de Liniers, pero siempre se encontró con un
impedimento para cristalizar la jugada. O el centro quedaba corto, o los
eficaces despejes del bloque defensivo de Liniers, especialmente en los envíos
aéreos, frustraban toda chance de vulnerar la valla defendida por Daniel
Saranzotti. Encima, como contrapartida, el conjunto dirigido por Luis González hilvanó
muy bien las jugadas y respondió con buen tino. A los ocho minutos abrió el
tanteador por intermedio de Leandro Aversa, que con un cabezazo esquinado
superó la resistencia del guardametas local. La maniobra previa contó con el
virtuosismo de Nicolás Rizzo, que con un pase de pecho habilitó a David Córdoba
quien colocó un preciso centro a la altura del punto penal para que el goleador
de Liniers en lo que va de la temporada concretase el uno a cero parcial. Ante
la perplejidad del equipo local, Liniers continuó con sus ráfagas de
genialidad. Con algunas maniobras vestidas con ese decorado de buen gusto que
son comunes a los hombres del ataque. Y, después, al toque pausado, a la subida
lenta. A veces, hasta una gambeta ociosa. Todo eso hasta la conmoción que
provocó el proceso pulido de una nueva maniobra a gran velocidad y todo toque,
con la sensación del gol casi previsto. Así fueron los primeros cuarenta y
cinco minutos. Con la posibilidad de un nuevo gol. Que llegó en el minuto
treinta por intermedio de Nicolás Rizzo luego de una serie de rebotes dentro
del área. Ezequiel Argüello había efectuado el envío luego de hacer pasar de
largo a un adversario con un repentino enganche. Algunos minutos antes, la
“Topadora” pudo haber señalado otro tanto en una acción en la que el travesaño
primero, y el arquero Roncoroni después, impidieron una nueva conquista. Fue un
zurdazo muy bien direccionado por Damián Villalba que dio en el horizontal, y
luego del rebote apareció Nicolás Rizzo para impactar el balón con la frente y
hacer lucir a Matías Roncoroni, que con una muestra de reflejos impecable envió
el esférico al tiro de esquina.
HÉCTOR QUATRIDA
Comentarios