El equipo del Bajo Flores consiguió dar vuelta el partido ante San Miguel para imponerse 2-1. Diego miró el partido desde el banco.
Maradona parece una fiera enjaulada. Diego es fútbol, respira fútbol, exuda fútbol y tras dirigir a la Selección Argentina en Sudáfrica y al Al Wasl en Dubai (se fue en julio de 2012) ya lleva más de un año alejado de las canchas. Por eso, cuando pisó el césped de la cancha de Riestra, Maradona volvió al lugar que mejor le queda, lejos de las polémicas, de los programas de la farándula y de escándalos judiciales.
Es a partir de la relación con su abogado, Víctor Stinfale, que Maradona llegó a Riestra -llegó a dar una mano, porque el entrenador del equipo es Luis Oliva-. El abogado es el gerenciador del club del Bajo Flores y lo llevó a Maradona para obtener exposición mediática y poder dejar más que conforme a su principal sponsor, una bebida energizante.
Maradona había visitado al plantel de Riestra la semana pasada, de cara al debut en el torneo de la Primera D esta tarde ante San Miguel, dirigido por Patricio Hernández, un viejo conocido. Y anoche Diego pasó por la concentración del equipo de Oliva y dio la charla técnica. Cuentan que Maradona se había entusiasmado tanto tras el primer contacto con el plantel que pidió videos del Trueno Verde para analizar su juego.
Diego llegó cerca de las 14 a Riestra y saludó a todos los jugadores en el campo de juego. Jogging negro, campera negra deportiva con la publicidad en la espalda, lentes oscuros y gorra negra, Maradona saludó a los pocos hinchas que había en la platea y se metió en el vestuario: arenga del Diez y a jugar.
clarìn
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