Más de 15 mil personas coparon el Adolfo Ducó y festejaron el ascenso
Tuvieron el grito guardado en sus gargantas durante 5 años. Con Platense llegó el desahogo, pero como en los torneos de ascenso el público visitante “está de más”, no pudieron observar el triunfo que les devolvió la “grandeza”. Los hinchas de Chacarita necesitaban ver y agasajar a sus héroes, y el Palacio Tomás Adolfo Ducó fue el escenario elegido para la ceremonia funebrera. Chaca festejó su ansiado regreso a Primera División con un empate, pero el resultado poco le importó a las más de 15 mil almas que hicieron vibrar la cancha de Huracán. Ante la falta de casa propia, Chacarita debió realizar su fiestita en un “salón alquilado”, que desde bien tempranito fue tomando color. La gente del Funebrero llegaba de todas las maneras posibles a la cancha del Globo. Cientos micros, miles de autos, camiones, motos, a pie, y hasta un monopatín, fueron los medios utilizados para el traslado de las almas felices. Las calles de Parque de los Patricios se habían tenido de rojo, blanco y negro y la previa fue a todo trapo.La tribuna local y la platea lateral de la cancha de Huracán no tardó demasiado en llenarse. Estaba repleta de palmo a palmo y no cabía un alfiler. Cuando se ocuparon todos los asientos, los pasillos y las barandas fueron los lugares elegidos para observar la fiesta. Cuando los futbolistas realizaban el calentamiento previo, fueron aplaudiendo uno a uno, y rápidamente de las tribunas bajó “dale campeón, dale campeón”.Minutos antes de que salga el equipo, llegó la famosa banda del Funebrero con bombos, platillos, instrumentos de viento, y el aliento comenzó a ser incesante. Cuando los dirigidos por Zielinski pisaron el césped del Ducó, millones de papelitos y rollitos cayeron a la cancha. Los jugadores miraban la tribuna y no lo podían creer; y ahí se escuchó: “Chacarita, Chacarita, Chacarita”, mientras se desplegaban dos telones gigantes.
Como el juego del equipo no contagiaba demasiado, los hinchas comenzaron a pensar en sus próximos rivales de Primera y se acordaron de todos; aunque el más nombrado fue Boca. Ahí el Ducó sacudió con conocido cántico... “El que no salta es un bostero”. Hasta colocaron una bandera para el Xeneize: “Que te pashaa Boca, estás nervioshooo?, emulando al imitador que tiene Show Mach del ex presidente Néstor Kirchner.
Con el gol de Matías Alustiza todos se abrazaron, y si bien el empate que marcó Cuevas cerca del final cayó como un balde de agua fría, nada pudo empañar la enorme alegría que sentían los hinchas del Funebrero. Por eso cuando terminó el partido todos se unieron en un grito: “Chaca se va de la B, Chaca se va de la B, se va porque tiene huevo y le sobra hinchada para no volver...”
DIARIO POPULAR
Tuvieron el grito guardado en sus gargantas durante 5 años. Con Platense llegó el desahogo, pero como en los torneos de ascenso el público visitante “está de más”, no pudieron observar el triunfo que les devolvió la “grandeza”. Los hinchas de Chacarita necesitaban ver y agasajar a sus héroes, y el Palacio Tomás Adolfo Ducó fue el escenario elegido para la ceremonia funebrera. Chaca festejó su ansiado regreso a Primera División con un empate, pero el resultado poco le importó a las más de 15 mil almas que hicieron vibrar la cancha de Huracán. Ante la falta de casa propia, Chacarita debió realizar su fiestita en un “salón alquilado”, que desde bien tempranito fue tomando color. La gente del Funebrero llegaba de todas las maneras posibles a la cancha del Globo. Cientos micros, miles de autos, camiones, motos, a pie, y hasta un monopatín, fueron los medios utilizados para el traslado de las almas felices. Las calles de Parque de los Patricios se habían tenido de rojo, blanco y negro y la previa fue a todo trapo.La tribuna local y la platea lateral de la cancha de Huracán no tardó demasiado en llenarse. Estaba repleta de palmo a palmo y no cabía un alfiler. Cuando se ocuparon todos los asientos, los pasillos y las barandas fueron los lugares elegidos para observar la fiesta. Cuando los futbolistas realizaban el calentamiento previo, fueron aplaudiendo uno a uno, y rápidamente de las tribunas bajó “dale campeón, dale campeón”.Minutos antes de que salga el equipo, llegó la famosa banda del Funebrero con bombos, platillos, instrumentos de viento, y el aliento comenzó a ser incesante. Cuando los dirigidos por Zielinski pisaron el césped del Ducó, millones de papelitos y rollitos cayeron a la cancha. Los jugadores miraban la tribuna y no lo podían creer; y ahí se escuchó: “Chacarita, Chacarita, Chacarita”, mientras se desplegaban dos telones gigantes.
Como el juego del equipo no contagiaba demasiado, los hinchas comenzaron a pensar en sus próximos rivales de Primera y se acordaron de todos; aunque el más nombrado fue Boca. Ahí el Ducó sacudió con conocido cántico... “El que no salta es un bostero”. Hasta colocaron una bandera para el Xeneize: “Que te pashaa Boca, estás nervioshooo?, emulando al imitador que tiene Show Mach del ex presidente Néstor Kirchner.
Con el gol de Matías Alustiza todos se abrazaron, y si bien el empate que marcó Cuevas cerca del final cayó como un balde de agua fría, nada pudo empañar la enorme alegría que sentían los hinchas del Funebrero. Por eso cuando terminó el partido todos se unieron en un grito: “Chaca se va de la B, Chaca se va de la B, se va porque tiene huevo y le sobra hinchada para no volver...”
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