BELGRANO 2 ATLÉTICO DE RAFAELA 1
Al hincha de Belgrano no le queda otra que creer en milagros, porque su equipo aún teniendo actuaciones tan en falso y con picos de mal juego como anoche, logra sorprender y convulsionar a su golpeado corazón tablonero con una victoria épica.
Ese hincha condenado a creer en milagros, anoche sin embargo tuvo incidencia en el prodigio futbolístico que se vivió en El Gigante, porque si por momentos perdió la fe, la recuperó sobre el final con el empate (que ya era casi sobrenatural) y empujó al plantel sobre el rival hasta una victoria que conmovió hasta a los fantasmas de Alberdi. El hincha de los milagros se desahogó sobre el final, el gol de Vázquez operó un poder sanador. Desaparecieron de la mente de ocho mil piratas largos minutos de pésimo fútbol y sólo hubo lugar para el festejo general, que impidió a ocho mil almas moverse de las tribunas durante los 15 minutos que siguieron a la finalización del partido. Los hinchas condenados a creer en milagros, ahora "padecían" la condena del festejo de un triunfo, una victoria, que sostiene a Belgrano en zona de promoción y que hoy, aunque a la fecha le faltan el resto de los partidos, lo ubica tercero. Al milagro de Alberdi hay que ponerles nombres y arranca Juan Carlos Olave, en el primer tiempo que sostuvo el cero en su arco contra viento y marea. La cuestión nominal sigue con Diego Novaretti, el abanderado del esfuerzo del equipo, continua con el del siempre cuestionado Marcelo Berza que puso el 1-1 y culmina con Franco Vázquez y su botín zurdo de un juvenil, y su definición exquisita, soberbia, en tiempo de descuento, cuando a más de un delantero experimentado le hubieran temblado los tapones frente al arquero. Y en torno a Vázquez hay una cuestión que no es menor: más allá de que el equipo tuvo una defección general, especialmente en el primer tiempo, Belgrano tuvo el arresto futbolístico de este juvenil que entró en el complemento para convertirse en la manija del equipo y ser finalmente el dueño de la historia. Ese gol del triunfo devolvió a la gente que cree en milagros, una alegría que parecía haberse perdido cuando Visconti a los 19 había puesto en ventaja al visitante. Ese gol de la Crema implicaba muchas cosas negativas para los Piratas. Le quitaba un largo invicto a Olave en Alberdi, de cinco partidos y tenía un fuerte aire a puñalada mortal, porque que vino de un equipo que jugaba mejor y que había tenido las mejores chances, y porque daba la impresión de que Belgrano no iba a poder torcer la historia. En realidad nunca en el torneo Belgrano había podido dar vuelta un 0-1. "Que los jugadores jueguen en la cancha como aliento yo, con el corazón", cantaban los hinchas. La gente que había perdido las esperanzas, renació con el empate, y el clima cambió en el estadio. Y salió para adelante esa pelota complicada, sucia, improlija que derivó en la corrida solitaria de Vázquez para clarificarlo todo. Esa jugada sintetiza lo que ocurrió en Alberdi. Una pelota que llegó a los ponchazos, pero que terminó en un gol excepcional. Belgrano jugó mal gran parte del partido pero consiguió una victoria excepcional. Y terminó ganando con más corazón que fútbol, con más arresto individual que juego colectivo, con esa cuota de fortuna que también hace falta y que le sirve para salvar la ropa y sostenerse en carrera en un campeonato que le sigue dando oportunidades de pelear hasta el final.
Ascenso
Belgrano llegó a 60 puntos. Está a dos puntos de Chacarita (recibe a Olimpo) y a cinco de Atlético Tucumán (recibe a Aldosivi).
Primera vez
Nunca en este torneo, Belgrano había podido dar vuelta un resultado adverso. Además, fue su sexto triunfo consecutivo en Alberdi.
LA VOZ
Al hincha de Belgrano no le queda otra que creer en milagros, porque su equipo aún teniendo actuaciones tan en falso y con picos de mal juego como anoche, logra sorprender y convulsionar a su golpeado corazón tablonero con una victoria épica.
Ese hincha condenado a creer en milagros, anoche sin embargo tuvo incidencia en el prodigio futbolístico que se vivió en El Gigante, porque si por momentos perdió la fe, la recuperó sobre el final con el empate (que ya era casi sobrenatural) y empujó al plantel sobre el rival hasta una victoria que conmovió hasta a los fantasmas de Alberdi. El hincha de los milagros se desahogó sobre el final, el gol de Vázquez operó un poder sanador. Desaparecieron de la mente de ocho mil piratas largos minutos de pésimo fútbol y sólo hubo lugar para el festejo general, que impidió a ocho mil almas moverse de las tribunas durante los 15 minutos que siguieron a la finalización del partido. Los hinchas condenados a creer en milagros, ahora "padecían" la condena del festejo de un triunfo, una victoria, que sostiene a Belgrano en zona de promoción y que hoy, aunque a la fecha le faltan el resto de los partidos, lo ubica tercero. Al milagro de Alberdi hay que ponerles nombres y arranca Juan Carlos Olave, en el primer tiempo que sostuvo el cero en su arco contra viento y marea. La cuestión nominal sigue con Diego Novaretti, el abanderado del esfuerzo del equipo, continua con el del siempre cuestionado Marcelo Berza que puso el 1-1 y culmina con Franco Vázquez y su botín zurdo de un juvenil, y su definición exquisita, soberbia, en tiempo de descuento, cuando a más de un delantero experimentado le hubieran temblado los tapones frente al arquero. Y en torno a Vázquez hay una cuestión que no es menor: más allá de que el equipo tuvo una defección general, especialmente en el primer tiempo, Belgrano tuvo el arresto futbolístico de este juvenil que entró en el complemento para convertirse en la manija del equipo y ser finalmente el dueño de la historia. Ese gol del triunfo devolvió a la gente que cree en milagros, una alegría que parecía haberse perdido cuando Visconti a los 19 había puesto en ventaja al visitante. Ese gol de la Crema implicaba muchas cosas negativas para los Piratas. Le quitaba un largo invicto a Olave en Alberdi, de cinco partidos y tenía un fuerte aire a puñalada mortal, porque que vino de un equipo que jugaba mejor y que había tenido las mejores chances, y porque daba la impresión de que Belgrano no iba a poder torcer la historia. En realidad nunca en el torneo Belgrano había podido dar vuelta un 0-1. "Que los jugadores jueguen en la cancha como aliento yo, con el corazón", cantaban los hinchas. La gente que había perdido las esperanzas, renació con el empate, y el clima cambió en el estadio. Y salió para adelante esa pelota complicada, sucia, improlija que derivó en la corrida solitaria de Vázquez para clarificarlo todo. Esa jugada sintetiza lo que ocurrió en Alberdi. Una pelota que llegó a los ponchazos, pero que terminó en un gol excepcional. Belgrano jugó mal gran parte del partido pero consiguió una victoria excepcional. Y terminó ganando con más corazón que fútbol, con más arresto individual que juego colectivo, con esa cuota de fortuna que también hace falta y que le sirve para salvar la ropa y sostenerse en carrera en un campeonato que le sigue dando oportunidades de pelear hasta el final.
Ascenso
Belgrano llegó a 60 puntos. Está a dos puntos de Chacarita (recibe a Olimpo) y a cinco de Atlético Tucumán (recibe a Aldosivi).
Primera vez
Nunca en este torneo, Belgrano había podido dar vuelta un resultado adverso. Además, fue su sexto triunfo consecutivo en Alberdi.
LA VOZ
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