En un partido cargado de emotividad y con muchos goles, Liniers consiguió una victoria importantísima en su lucha por conseguir el preciado título. No fue una tarea sencilla derrotar a Sacachispas. Todo lo contrario. El resultado final de 4 a 3 – estando en desventaja de dos goles- habla a las claras de lo ceñido en el tanteador. No tanto en el desarrollo. Porque el “Celeste” doblegó a su rival en situaciones frente a los arcos. Sin embargo, en la cancha, el equipo no “dibujó” una idea futbolística atractiva. Más, si tenemos en cuenta la diferencia conceptual existente entre uno y otro. Apareció por momentos y desapareció rápidamente.
De todas maneras, hubo algo que no dejó dudas: la ambiciosa pretensión de explorar el arco adversario. Ese modo de ir para adelante que lo definió como un equipo eminente. Pero, a pesar de sus atributos, Sacachispas fue quien, sorpresivamente, tomó una ventaja de dos goles en los primeros cuarenta y cinco minutos. Alejandro Ayala, la figura excluyente del elenco visitante, convirtió el primero y habilitó a Ariel Hertel (se encontraba en posición dudosa) que señaló el segundo tanto cuando se cumplía el minuto 35. Liniers, antes de los goles, había insinuado una notable mejoría con respecto al partido anterior. Arrancó bien armado, muy seguro, prolijamente, desde el fondo y fue prolongando su avance hasta cerca del área penal adversaria. La mayoría de sus intentos fueron con remates de media y larga distancia. Los que más probaron fueron Hugo Palmerola y Silvio Fuentes. A éste último, el arquero Federico Vega le sacó un tiro libre muy bien ejecutado por el mediocampista de Liniers. Pero la jugada más clara del “Celeste” se produjo a los 24 minutos: Juan Brunetti inició su carrera hacia el arco rival, en el trayecto observó la proyección de Darío Ledesma que entró al área y cedió el balón a Hugo Palmerola. Allí, cerca del punto penal, el delantero la tocó suave con cara interna y el arquero visitante se lució al desviar el remate. Fue la única jugada colectiva bien elaborada por la “Topadora” en la etapa inicial.
En el segundo tiempo, los dirigidos por Ariel Melián tuvieron un arranque demoledor. En apenas once minutos pasaron a liderar el resultado con tres goles de muy buena factura. El primero fue de Silvio Fuentes. La acción, con giro y todo, fue realizada en un espacio bien reducido. Como se dice en la jerga futbolera, “en una baldosa se sacó dos tipos de encima” y definió con un zurdazo cruzado. El segundo fue una fenomenal “palomita” de Luis Stansiola. La jugada, vale la mención, se había iniciado con una serie de amagues y posterior centro de Daniel Casais. Yen el tercero, otra vez apareció Silvio Fuentes. Esta vez para enviar la pelota al corazón del área, y ante un leve desvío con la cabeza de Matías Borrajo apareció por detrás Juan Brunetti para concretar de cabeza el 3-2 parcial. En las tribunas reinaba la alegría. Se vivía un clima de fiesta. Faltaba mucho tiempo para la finalización del encuentro, pero por lo que se pudo observar en esos primeros instantes del complemento, daba la sensación de que no habría inconvenientes para finiquitar el triunfo. Sin embargo, a los 17 minutos Ayala igualó el encuentro con una magistral definición. Tras un centro desde el sector derecho del ataque por parte del ingresado Adrián Pelosi, el delantero del “Lila” colocó con precisión la cara interna de su botín diestro para acomodar el balón junto a uno de los palos. Luego del gol, Liniers, consciente de que el tiempo apremia, no tardó en reaccionar. Tres minutos más tarde, Federico Vega nuevamente apareció en escena despejando un cabezazo de Stansiola, tras un tiro de esquina ejecutado por Silvio Fuentes. El conjunto de Villa Soldati ya no llegaba como en el primer tiempo y se aferraba cada vez más al empate. Liniers, en cambio, se abalanzaba contra el arco defendido por Vega. Y de tanto bregar llegó al desequilibrio final: iban 31 minutos cuando Silvio Fuentes, con su magnífica pegada, situó el esférico contra uno de los palos en una acción de tiro libre directo. Fue el último gol de un cotejo vibrante, con aciertos y errores. Sobre todo esto último. Tanto es así, que luego de la conquista final ambos tuvieron una oportunidad más frente a los arcos. Primero Liniers a través de Luis Stansiola, que no impactó bien el balón dentro del área cuando Hugo Palmerola lo habilitó correctamente. Y en tiempo de descuento la visita, cuando en una acción de pelota detenida, al defensor Germán Skiba le rebotó la pelota delante de Mariano Monllor. Final con suspenso. También con justicia.
Liniers ganó bien, claramente, a pesar de lo apretado en el marcador. Volcó el resultado más por temperamento y vergüenza, que por capacidad futbolística. Además fue, de los dos, el único que salió a buscar el partido. Y terminó del mismo modo: buscándolo.
HÉCTOR QUATRIDA
Comentarios