POR ADRIAN BUSCAGLIA
“Que se vayan todos”. La frase con que los hinchas de Chacarita despidieron a sus jugadores cuando terminó el pobre empate sin goles ante Gimnasia de Jujuy, sintetizó las sensaciones que dejó flotando en el ambiente otra actuación en falso del Funebrero.
Es cierto que, en algunos pasajes del juego, asumió la iniciativa y gracias a un buen trabajo de Bustamante y Jorge Torres, más el ida y vuelta sostenido que aportaron Santana y Marchant, el local supo asumir el protagonismo como para acumular alguno méritos. Pero los jujeños no fueron fácil presa para ese entusiasmo de Chaca, porque si bien se pararon de manera cautelosa esperando los movimientos del dueño de ataque, dejaron en claro que iban a responder con réplicas veloces. Eso permitió que, por momentos, el trámite cobrara atractivo con un ida y vuelta sostenido aunque sin profundidad de un lado y del otro. En ese primer tiempo Chaca tuvo una muy clara que nació en los pies de Villegas que Bangardino controló. Balvorín, rato más tarde, también pudo haber anotado. Pero era muy poco para hacer pensar que el cero se podía quebrar. Pero esa falta de efectividad que mostraron los dos, decoró todo el segundo tiempo, lo que fue incrementando la paciencia de los hinchas locales que, conforme pasaban los minutos, manifestaban con mayor vehemencia un malestar que terminó convertido en un telón de silbidos y reprobación, banda sonora de la opaca campaña de Chacarita en un torneo que ya no lo cuenta como sus animadores.
DIARIO POPULAR
“Que se vayan todos”. La frase con que los hinchas de Chacarita despidieron a sus jugadores cuando terminó el pobre empate sin goles ante Gimnasia de Jujuy, sintetizó las sensaciones que dejó flotando en el ambiente otra actuación en falso del Funebrero.
Es cierto que, en algunos pasajes del juego, asumió la iniciativa y gracias a un buen trabajo de Bustamante y Jorge Torres, más el ida y vuelta sostenido que aportaron Santana y Marchant, el local supo asumir el protagonismo como para acumular alguno méritos. Pero los jujeños no fueron fácil presa para ese entusiasmo de Chaca, porque si bien se pararon de manera cautelosa esperando los movimientos del dueño de ataque, dejaron en claro que iban a responder con réplicas veloces. Eso permitió que, por momentos, el trámite cobrara atractivo con un ida y vuelta sostenido aunque sin profundidad de un lado y del otro. En ese primer tiempo Chaca tuvo una muy clara que nació en los pies de Villegas que Bangardino controló. Balvorín, rato más tarde, también pudo haber anotado. Pero era muy poco para hacer pensar que el cero se podía quebrar. Pero esa falta de efectividad que mostraron los dos, decoró todo el segundo tiempo, lo que fue incrementando la paciencia de los hinchas locales que, conforme pasaban los minutos, manifestaban con mayor vehemencia un malestar que terminó convertido en un telón de silbidos y reprobación, banda sonora de la opaca campaña de Chacarita en un torneo que ya no lo cuenta como sus animadores.
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