El arquero analizó el difícil presente de Belgrano. "Si fuese por pegar gritos en el vestuario deberíamos estar primeros", afirmó. Iguala este preocupante presente con el del año pasado
Una especial ansiedad recorre el cuerpo de Juan Carlos Olave. Más que hablar, el arquero quiere hacer. En los entrenamientos en Villa Esquiú se muestra activo: ataja, grita, ordena y también juega de mediocampista. Hasta colabora al final de cada fajina cargando una enorme bolsa con pelotas. Así es Olave.
Pero ante la difícil realidad de Belgrano, el Nº 1 accede al pedido de Mundo D.
-Como referente ¿quién puede sacar al equipo de esta situación?
-No sólo los referentes. Todos. En un plantel cada uno tiene una función para cumplir. Algunos más otros menos. Somos un conjunto.
-¿Hacen falta un par de gritos en el vestuario?
-No, no creo que sea así. Si fuese por gritos deberíamos estar primeros. No pasa por ese tipo de cosas. Pasa por un ordenamiento de cada uno de nosotros en su cabeza. Volver a sentirnos ganadores, no dejar crecer a los rivales. Estamos en un campeonato donde el nivel de paridad es enorme. Tenemos que salir a la cancha pensando en que no somos menos que nadie. Tener la sensación de que podemos superar al rival. Y que podemos sobreponernos ante cualquier adversidad, como la de ahora.
-Por lo que decís es una cuestión puramente mental.
-Sí, yo creo que sí. En lo futbolístico, hay jugadores; trabajar se trabaja; físicamente estamos muy bien. Los técnicos nos tiran una idea de juego que a veces podemos plasmar y otras no. Eso es lo que debemos corregir. Tener la mentalidad fuerte y saber que hay partidos que no te van a salir como los planeaste, pero que debes resolverlos. Y eso, cuando te sentís ganador, lo podés resolver. Hoy las cosas se nos complican de manera muy fácil. Todo se nos hace cuesta arriba.
-¿Hay aburguesamiento? ¿Falta de hambre?
-Si alguien lo dice correrá por cuenta de él. Por más que el club esté bien y tengas todas las comodidades, a ningún jugador le gusta agarrar el diario mirar la tabla y ver donde está el equipo. O salir a la calle y que la gente te haga sentir el lugar donde estás. El que dice eso es porque seguramente no tiene experiencia dentro de un vestiuario y no sabe lo que se siente cuando te va mal. Acá los únicos que ponemos la cara somos nosotros. El jugador sufre con estas situaciones. No creo que haya aburguesamiento. El año pasado cuando teníamos una buena racha nadie hablaba de aburguesamiento.
-¿Qué te dice la gente en la calle?
-La gente nos apoya un montón, pero vemos que sufre por ver a Belgrano en esta situación. Nosotros somos la cara visible. El que no sufre no puede estar acá. Somos los protagonistas y los principales golpeados pero hay un montón de gente que también lo sufre. Es un aliciente escuchar cuando los hinhcas cantan que están en las buenas y en las malas.
-¿Tenés seguridad de que todos piensan como vos?
-No, no todos pensamos igual. Cada uno tiene su personalidad. Algunos lo expresan de una manera y otros de otra. A veces mirás a uno y podés pensar una cosa, y sin embargo la 'procesión va por dentro'. A veces te equivocás con la imagen. Depende de cada uno. Hay que estar en la piel del jugador y más en un club como Belgrano. No sé si todos piensan lo mismo, pero seguramente el dolor lo sienten todos.
-¿Este momento hizo que replantearas algo?
-No, de ninguna manera. En lo único que pienso es en revertir esto. El jugador debe hacer dentro de la cancha. De estos malos momentos, he tenido muchos. El futbolista tiene más momentos malos que buenos. Los malos te van forjando. Siempre tenés que luchar. Sólo a unos pocos privilegiados les tocan todas buenas. Pero a la mayoría no. En lo personal he tenido momentos difíciles y el logro fue salir adelante con la ayuda de Dios. El año pasado estábamos en la misma y la peleamos. Hay que ayudarse entre todos.
-¿Con qué situación comparás este momento?
-Creo que es exactamente igual al del año pasado. Habrá que revertirlo una vez más. De este tipo de situaciones está hecho el fútbol. Y así es Belgrano. Necesitamos de todos. Más allá que la gente tiene una paciencia terrible, siempre necesitamos de ellos.
LA VOZ
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