Los Andes y Temperley
no tuvieron astucia ni
ambición y aburrieron
JAIME MOLFESO FORCEJEA CON JESUS DIAZ. EL CLASICO RESULTO UN FIASCO, Y EL CERO CALIFICO A LOS DOS.
comentario: GABRIEL FERNANDEZ
Coraje, astucia, ambición y, sobre todo, fútbol. Ingredientes esenciales para elaborar la receta que sirve para ganar los clásicos. Y nada de esto tuvieron ayer Los Andes y Temperley en la tarde del Gallardón. El resultado: un cero total.
Desde el arranque mismo, con los primeros movimientos de los protagonistas, quedó claro que el miedo a perder iba a marcar la tendencia del juego. Las precauciones y los recaudos pasaban por encima de la improvisación y la ambición y, con dentro de este contexto, alcanzó y sobró con los dedos de una mano para numerar las emociones de una tarde de fútbol oscura en el Sur.
Los Andes tuvo en Jaime Molfeso al único con condiciones para romper el molde. Pero el enganche no tuvo compañía y tampoco continuidad, con excepción de los primeros veinte minutos del segundo tiempo, porque el resto recurrió al pelotazo como única forma de atacar. Claro que, con Luis Rodríguez y Daniel Giménez fuera de sintonía, este recurso nunca le trajo beneficios.
Del lado celeste, con un equipo visiblemente mejor estructurado, lo que faltó su audacia para transportar al territorio de Luciano Díaz las buenas intenciones del chico Emanuel Carreira. El problema estuvo en que Luis López, el “9” de área, tuvo que hacer de pivot, la función la cumplió de manera más que correcta, lejos de la zona caliente y entonces no contó con una referencia para cerrar los ataques.
Así transcurrió el clásico. Con un tiempo favorable a Temperley, el primero, otro en el que Los Andes amagó con plantarse quince metros más adelante y con escasas situaciones de gol.
En la primera del segundo tiempo, Darío Ruiz se desacartonó, rompió el molde, apareció por detrás de Luis Funes y metió una pelota cruzada para que Luis Rodríguez quede de frente a Federico Crivelli. Pero el delantero no se tuvo confianza y su remate se fue por arriba.
El “Flaco” Jorge Vivaldo buscó profundidad en el tramo final con el ingreso de Maximiliano Zanello y el “Cucu” fue quien generó la más clara del visitante con una corrida de quinta velocidad por la franja izquierda y un zurdazo cruzado que se perdió cerca del palo opuesto. Después, también se destacó otra llegada, por el otro sector, de Carreira que cerró su electrizante desborde con un buscapié sin destino.
El capítulo ochenta y cinco del clásico Los Andes-Temperley pasó sin pena ni gloria. Es que el miedo a perder copó la parada y no le dejó margen a las ganas de ganar.
EL MEJOR
TOMAS FARINA (7)
Dentro de un partido sin atractivos el primer defensor central de Temperley sobresalió por su criterio táctico y su simplicidad a la hora de frenar los tibios ataques del rival. Sostuvo el sistema defensivo del visitante y con poco le alcanzó para ser el mejor de un clásico oscuro. En la vereda de enfrente, Jaime Molfeso fue el único que intentó algo coherente con la pelota en los pies.
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