La carambola y el grito alborozado de César Basualdo y el resto lo decía todo. Argentino achicaba y quedaba abajo apenas a un gol. Liniers lo había hecho sufrir demasiado y caer por esa diferencia, a solamente 6 minutos, no era tan mal resultado. Pero un nuevo descuido selló un 3 a 1 que golpeó duro y dejó al salaíto en la cornisa del descenso, con la obligación de revertirlo el sábado en el Olaeta.
Al albo de barrio Sarmiento le alcanza con ganar por dos goles en la revancha para salvarse. Es que en ese caso habrá igualdad de puntos y tantos, y evitará el descenso a Primera D porque tiene ventaja deportiva.
Decirlo es fácil, pero concretarlo es bien diferente. Y en especial si repite la pobre imagen que dejó ayer. Contenido, sin capacidad de progresar, tirándola desde lejos para que Kaputensky se las arregle y pierda casi siempre, Argentino quedó a merced de un Liniers que la tuvo durante casi todo el primer tiempo.
Partido al medio, Roberto González rara vez se encontraba con la pelota, y cuando la tenía, no pesaba. Germán Medina corría mucho, pero tampoco estaba fino. Argentino carecía de fútbol, de recuperación y encima los envíos de Liniers a espaldas de los defensores causaban zozobra.
Andrada salió para cortar un envío largo a la altura de la medialuna cuyo destino era Palmerola, que se metió por detrás de todos. El delantero de Liniers llegó antes y la tocó por arriba. En ese encontronazo, hubo un golpe y cayeron varios. Brunetti siguió su carrera y la empujó con el arco libre.
Poco después festejó Palmerola. Tras un pase largo y preciso de Gnocchi, aprovechó otro espacio vacío que dejó la retaguardia salaíta y ante el achique de Andrada la cruzó al ángulo.
Hasta ahí, todo mal para Argentino. Parecía esos boxeadores que trastabillan, con el público aguardando que le den el golpe del nocaut. Pero Liniers no lo dio. Se cayó físicamente en el segundo y el salaíto, sin ser un dechado de virtudes, al menos paso a controlar la pelota.
El entrenador Marcelo Vaquero mandó a la cancha al Puma Juárez para atacar con tres. Pero nada daba resultado. Hasta que una jugada fortuita revivió a Argentino.
Basualdo remató desde afuera, hubo un rebote de un defensor y Marcos Fernández sólo la vio como ingresaba. No estaba mal caer por apenas un gol.
Pero Gnocchi corrió, se le fue a Heredia y la metió contra el palo izquierdo. Fue un mazazo. Argentino quedó mal parado para el desquite. No es imposible. Pero deberá rendir mucho más para no caer en una categoría que desconoce.
http://lacapital.com.ar
Al albo de barrio Sarmiento le alcanza con ganar por dos goles en la revancha para salvarse. Es que en ese caso habrá igualdad de puntos y tantos, y evitará el descenso a Primera D porque tiene ventaja deportiva.
Decirlo es fácil, pero concretarlo es bien diferente. Y en especial si repite la pobre imagen que dejó ayer. Contenido, sin capacidad de progresar, tirándola desde lejos para que Kaputensky se las arregle y pierda casi siempre, Argentino quedó a merced de un Liniers que la tuvo durante casi todo el primer tiempo.
Partido al medio, Roberto González rara vez se encontraba con la pelota, y cuando la tenía, no pesaba. Germán Medina corría mucho, pero tampoco estaba fino. Argentino carecía de fútbol, de recuperación y encima los envíos de Liniers a espaldas de los defensores causaban zozobra.
Andrada salió para cortar un envío largo a la altura de la medialuna cuyo destino era Palmerola, que se metió por detrás de todos. El delantero de Liniers llegó antes y la tocó por arriba. En ese encontronazo, hubo un golpe y cayeron varios. Brunetti siguió su carrera y la empujó con el arco libre.
Poco después festejó Palmerola. Tras un pase largo y preciso de Gnocchi, aprovechó otro espacio vacío que dejó la retaguardia salaíta y ante el achique de Andrada la cruzó al ángulo.
Hasta ahí, todo mal para Argentino. Parecía esos boxeadores que trastabillan, con el público aguardando que le den el golpe del nocaut. Pero Liniers no lo dio. Se cayó físicamente en el segundo y el salaíto, sin ser un dechado de virtudes, al menos paso a controlar la pelota.
El entrenador Marcelo Vaquero mandó a la cancha al Puma Juárez para atacar con tres. Pero nada daba resultado. Hasta que una jugada fortuita revivió a Argentino.
Basualdo remató desde afuera, hubo un rebote de un defensor y Marcos Fernández sólo la vio como ingresaba. No estaba mal caer por apenas un gol.
Pero Gnocchi corrió, se le fue a Heredia y la metió contra el palo izquierdo. Fue un mazazo. Argentino quedó mal parado para el desquite. No es imposible. Pero deberá rendir mucho más para no caer en una categoría que desconoce.
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