Grito agónico. Burdisso festeja con alma y vida el gol del empate.
Si Dios no es de Central le tiene mucha simpatía. Porque Central aún es de primera gracias a un milagro. Que tuvo como hacedor a Guillermo Burdisso. Sí. El joven de apellido público, como su coraje. El mismo que estuvo un mes inactivo por lesión. De quien se dudó si podría jugar. El que hace pocos días dijo: "El que tiene miedo que se vaya". El autor del cabezazo que terminó en el gol del empate en tiempo límite y les permitió a los canallas encontrar un poco de oxígeno cuando la muerte por asfixia sólo necesitaba un médico forense, y a quien el árbitro Diego Abal le prohibió la entrada cuando anuló un gol de All Boys por una inexistente posición adelantada. Justo cuando muchos centralistas pensaban: "Podrán decir que el descenso no es la muerte, pero se le parece bastante". Por eso el empate llegó como una resurrección. Sí. Así de cierto. Así de triste.
Si no, que lo digan los hinchas, que vieron con sus propios ojos la peor demostración futbolística en años, al punto tal que por momentos los roles parecían cambiados, porque All Boys jugaba como si fuera de una categoría superior. Pero no. El que jugaba con un nivel muy inferior era Central. Por eso el empate aparece como un acto divino. Porque en el fútbol las casualidades no existen. Y si el presente canalla es calamitoso desde lo futbolístico es por todo lo que no se hizo, y por todo lo que se hizo mal.
Estas causas tienen responsables. El presidente de Central, los directivos que se fueron y los que aún están, los asesores de promoción que se fueron y volvieron, los que no se movieron, y el anterior cuerpo técnico son artífices de esta denigrante situación, la de tener que revalidar la categoría otra vez. Y sufrir más que la anterior. Una promoción puede ser resultado de la inexperiencia, la segunda es producto del cóctel explosivo que provoca la soberbia de los ignorantes.
Y en este contexto, lo urgente es tratar de mantenerse en primera, donde todo depende de los jugadores y de Madelón, quien sabía donde venía y con lo que contaba. Razón por la cual también es responsable. Como los jugadores con experiencia que llegaron para aportar su cotizado juego, que por lo que se vio está devaluado como el euro.
También el DT deberá cambiar su mensaje de libro de autoayuda para aferrarse a una exhortación más terrenal, más combativa, más realista, porque para superar lo que viene no se necesitan frases grandilocuentes ni ingeniosas, se requiere de garra, corazón y actitud. Y claridad táctica. Porque Paglialunga no es volante izquierdo ni Chitzoff volante central, porque Central necesita de alguien que maneje la pelota y los tiempos del partido, porque no debe apelar al pelotazo como salida sistemática, y a esta altura debería haber resuelto la carencia de gol.
Lo urgente es la categoría. Y se debe resolver el domingo. Después será tiempo de lo importante. La refundación futbolística de Central. Un club que necesitará un cambio profundo. Y profesional. Caso contrario el sufrimiento se quedará a vivir en la popular canalla. Porque milagros no se ven todos los días.
http://lacapital.com.ar
Comentarios